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WIALMESA

EL RACIONALISMO DE LEIBNIZ

Gottfried Wilhelm Leibniz, descubridor del cálculo infinitesimal, fue filósofo, matemático y político. Al igual que Descartes admite la existencia de ideas innatas y desconfía de la  experiencia  sensible en los procesos del conocimiento. Su método es deductivo matemático y lo lleva a establecer una metafísica fundamentada en sustancias simples o "átomos de la naturaleza" llamadas mónadas (unidades). Estas mónadas son los componentes últimos de la realidad. Para Leibniz el universo es una creación armoniosa de Dios que se comporta como un gran relojero que ha diseñado la mejor de sus máquinas (el mejor mundo posible).

Las mónadas.

Según Leibniz el mundo se compone de mónadas. Las mónadas no son entidades materiales más bien se pueden considerar como unidades de acto, fuerza o alma. Son como fuerzas primitivas impenetrables, indivisibles y sin comunicación que han sido creadas por Dios. Las mónadas son múltiples y tienen diversos grados de perfección, las más completas son las mónadas espirituales (almas racionales) que son espejo de la divinidad. Las mónadas no se comunican entre sí, pero no hay ninguna dificultad en esta incomunicación pues Dios estableció desde la creación una armonía en el universo que permite que cada mónada cumpla su función sin alterar el orden perfectamente establecido de las cosas.

Cada mónada tiene su actividad propia que es la percepción y lo que cada mónada percibe es el universo  entero . Así las cosas, el desarrollo del mundo es el resultado del desarrollo de todas y cada una de las mónadas que marchan según la perfecta sincronización del "gran relojero" que es Dios. Como se observa Leibniz en su racionalismo muestra un gran optimismo por el mundo existente, pues Dios en su infinita perfección eligió este mundo como el mejor, y ni siquiera la presencia del mal metafísico, físico y moral pueden contradecir esta teoría, pues el mal es un elemento necesario para la armonía universal.

 

 

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